viernes, 29 de agosto de 2008

Toma de posición

Al comentario que nos dejaron en este lugar queremos responderle desde acá:

“Justo ahora, cuando todo el mundo está sujeto, por el dolor de un decreto en ausencia que lo condena a una respetabilidad menor, a entrar en cualquier profesión lucrativa y trabajar con algo parecido a una especie de entusiasmo, un planteo del bando opuesto que se conforma cuando posee lo suficiente y prefiere la contemplación y el placer, tiene cierto sabor a bravata y provocación. Pero no debe comprendérselo así. La así llamada pereza, que en realidad no consiste en no hacer nada sino en realizar un montón de cosas no reconocidas en las perspectivas dogmáticas de la clase dominante, tiene su bien ganado derecho a postularse como una actividad.”

Ensayos

"Una defensa de la pereza"

Robert Stevenson

Editorial Losada


Gracias, Robert Stevenson, por haber dicho hace más de un siglo, algo que pensamos ahora (pese a la adversidad generalizada), y sobre todo, por haberlo dicho con elocuencia y elegancia, cosa que nosotros hubiéramos hecho pasionalmente, sin demasiado tacto y con mucho chabacanismo.


sábado, 16 de agosto de 2008

En la calle, de una vez

Lugares donde conseguirla:

Personalizada: diezpinosprensa@gmail.com

Adrogué:
Boulevard Shopping
"Boutique del Libro"

Librería "La Ronda"
Pasaje las Delicias

Capital:

Caballito:
Librería Gambito de Alfil
José Bonifacio 1402

Puesto de Diario
Rivadavia 1810

Microcentro

Puestos de diario

Corrientes 1787
Corrientes 1607
Corrientes 1587
Corrientes 1543
Corrientes 1447
Corrientes 1381
Corrientes 1309
Corrientes 1293
Corrientes 1212
Corrientes 1312
Corrientes 1596
Corrientes 1676

Palermo Viejo (aunque no sea Palermo Viejo)
Centro Cultural Pachamama
Arangaraz 22

Palermo
Librería Crack Up
Costa Rica 4767

Línea c
Estación Diagonal Norte a Retiro

Línea d
Estación Ministro Carranza (a Catedral)
Estación Plaza Italia

En lo sucesivo, iremos distribuyendo de acuerdo a las fuerzas que tengamos. El Jueves (28 de agosto) estaremos por El pachamama y por Villa Crespo, dando y viendo. Quien se quiera sumar a la campaña, bienvenido, es un footing ideal para bajar de peso; y encima uno mejora su oratoria convenciendo Kiosqueros de que la literatura es el futuro de las revistas, y no los culos fotoyopeados.

viernes, 1 de agosto de 2008

Tavie Mariani se “nos” murió sin avisar y nos dejó más solos


Fue como un gigante desmoronándose en la plaza del mediodía.

“Capsicum”. Tavie Mariani



El 26 de julio a nuestra ciudad se le murió un gigante: Tavie Mariani

El 26 de julio, fecha en la que recordamos la muerte de Evita, eligió morirse

Tavie Mariani, un gigante.

Gustavo vivía en 58 entre 11 y 12, de la mano de los impares. En el frente

de su casa se lee: “Yuta hija de puta”, ilustrada con una estrella de 5 puntas.

Tavie fue el autor de Capsicum, novela editada por La Comuna Ediciones,

en agosto de 2002.

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Nuestros ojos serán relámpagos / para tus vísperas


La muerte es obscena. Siempre desacomoda y entonces la vida queda hueca, renga,

incompleta.

Ayer se me murió un amigo, un hermano que adopté o me adoptó (ya poco importa) desde que leí su novela y afirmé: “Esto es lo mejor que leí en mucho tiempo. Es lo mejor escrito en la ciudad...”

Desde ese día, Mariani irrumpió prácticamente todos los días en la editorial. Más de una vez, oficiales de seguridad subían a preguntarnos si necesitábamos algo. Poca importancia le daba a su aspecto. Parecía un cristo crucificado en sus huesos que sobresalían como agujas entre la ropa gastada. Fumaba. Fumaba y hablaba de literatura.

A veces, pedíamos café y medialunas porque sabíamos que no comía desde hacía días. También le comprábamos cigarrillos.

Después de meses de corrección y largas reflexiones, Capsicum se presentó en el Pasaje Dardo Rocha. Más de 200 personas acompañaron a Tavie. Esa tarde fue una fiesta.

Pero nuestra relación no terminó el día que la novela inundó la ciudad. Él venía a visitarnos, nos confiaba sus logros, la difusión de su novela, los comentarios. Autocrítico, inflexible, por momentos duro y absoluto en sus conceptos, era capaz de discutir el uso del dativo ético en el dialecto rioplatense durante horas. Su voz sonaba entrañable en los pasillos del pasaje. Durante el año 2006, nos escribimos con frecuencia. Él me confió su biografía breve:


Nací un día que para la Patria sería doblemente trágico: el 16 de septiembre del año triunfal de la Revolución China, 1949, en la ciudad de la discordia nacional: La Plata.

Hube de probar todos los sistemas represivos y opresivos: la escuela, el neuropsiquiátrico y la cárcel, hechos que me hicieron resentido y peronista, aunque conservo el vicio de pensar al mundo desde el marxismo leninismo, lo que me ha creado no pocos enemigos. Pero me gusta cómo soy. Y el cambio no está contemplado en mis planes. Si fuese Tita Merello diría simplemente “yo soy así”...


En los encuentros por calle 12 o en sus visitas frecuentes al Palacio López Merino, me confiaba sus dudas teológicas. El dios que fuera rondaba por su cabeza y por su vida entera. Sobre todo, en tiempos de melancolía:


De las muchas preguntas que me animo a hacerme, siempre hay una que no tiene respuesta: si “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues”? no es simétricamente similar a una pregunta que nos quema los labios: Señor, Señor, ¿por qué me persigues?...

De la horrenda ensalada que todas las religiones han hecho con el Altísimo, tal vez la peor ha sido colocarlo en el autoritario lugar de Padre. Los judíos hemos sido más ortodoxos y hemos asimilado “imagen” y “semejanza” al concepto de “hermano”. El Altísimo peleó junto a nosotros las batallas, sostuvo cuerpo a cuerpo una lucha con Jacob y es, en general, de índole más fraterna, ¿no?


Lúcido, frontal, abierto al diálogo, atravesaba la ciudad en compañía de su perro. A veces, al mejor estilo unamuniano, hablaba con él. Mis alumnos lo reconocían por la calle y lo paraban para comentarle Capsicum... “¡Lo vi a Mariani y me firmó el libro!”, me contó una vez Gonzalo...

A veces, desde los ojos enormes y oscuros me miraba distinto. Entonces yo sentía algo parecido a la ternura y le decía que lo quería. En junio de 2006 me escribió:


Yo también te quiero, negra! Y seré un ateo asqueroso pero tengo por lo menos la honestidad de Giordano Bruno que se dejó quemar en Campo de las Flores, aunque fue un simulador y un charlatán...


Hubo un tiempo en el que quiso retomar la escritura y me confió:


Convencido como estoy de que nuestros acompañantes en el Universo son estas inmundas y hórridas sabandijas humanas, estoy en tarea de limpieza sin piedad ni concesiones. Después paso lista de bajas.

En otro orden, estoy escribiendo un cuento llamado “Cormorán”. Quiero escribir la antología. Sí, sí, pongo manos a las teclas. Si no, nada...


Pero la tristeza volvía y volvía sin remedio. Entonces desaparecía o venía para pedirme cigarrillos y una palabra de aliento. Todo tenía que ver con el aire, supongo. La voz le salía grave y nítida. Tenía voz de actor, me parecía. Y un manejo del lenguaje poco frecuente. Con Mariani yo recuperaba el placer de elegir “le mot just”. Era imposible no prestarle atención. Incluso en tiempos de melancolía:


La tristeza no quiere pasar (bonjour tristesse!) El Quetejedi sigue con sus pruebitas. No tengo muchas ganas de escribir, pero en resumen es algo así:

Vino Víctor a comunicarme que no tenía fe en absoluto, que no creía en nada. Y mi pobre respuesta fue bastante cristiana. Le dije que la fe era un don que estaba o no estaba, pero que tratara de no perder la esperanza porque el mundo iba a ser un lugar muy incómodo. Y que tampoco perdiera la caridad porque es una falta grave no perdonarse a sí mismo. En fin, me porté como un canónigo de la Catedral. Después que se fue, se me ocurrieron infinidad de cosas que podría haberle dicho sin perder yo mismo la caridad y ser tan duro... Pero bueno, así fue.


Lo último que me escribió fue una reflexión sobre la muerte. En esta último pensamiento sentí una gradación en la forma de abordar la angustia. El tema que lo agitó siempre, hasta la violencia, fue el de los desaparecidos. De la personificación a la denuncia:


Maldita muerte cobarde,

ladrona de la vida.

Nuestros ojos serán relámpagos

para tus vísperas.

¡No vencerás!

porque estás hecha de huesos

resecos y quebradizos.

¡Nuestros muertos viven en nosotros para siempre!

¡No triunfarás!

Maldita de toda maldición


Mientras recorro mi único ejemplar de Capsicum, pienso, como don Santiago del Rey, el protagonista de esta gran novela, que


La muerte no le causaba ya miedo sino fastidio, fastidio de cosa inacabada y sin explicación. Envidió las piedras que vivían para siempre, a las estrellas que tardaban tanto en morir(...) a la ciudad que seguiría respirando pese a todo y a las miles y miles de entidades de la Naturaleza que se transformaban mansamente y sin dolor.

y que

En esta vida los hombres hacemos lo que podemos y como lo podemos hacer, que nadie nos avisa que la vida finalmente es una gran espera para parir la eternidad. Que tampoco son tan frecuentes las decisiones de verdad y que siempre nos damos cuenta tarde de todo.

Amsterdam, La Plata 1991-1995


María Laura Fernández Berro