jueves, 26 de marzo de 2009

Ferias

10ma FLI(A)Feria del libro independiente y alternativa
Domingo 29 de Marzo
12 a 23hsen el estacionamiento recuperado por los estudiantesen la Facultad de Sociales, Azcuénaga 933 (Esq. Paraguay) Bs. As.
Más de 100 puestos de escritores, editoriales independientes, revistas, fanzines y publicaciones alternativas
Muestras de artistas visuales
Charlas, debates, presentaciones de libros.
Sala de proyecciones
Escenario con poetas y músicos en vivo
Radio abierta
Sorteo de libros
Comidas y bebidas para la autogestión de este espacio de encuentro y difusión de la literatura independiente.

La feria del libro independiente es un espacio alternativo, un encuentro importante para mucha gente que impulsa y genera otra forma de hacer, vivir y consumir cultura.Un espacio de libre participación, sin sponsors, ni marcas. Hoy nos convoca la lucha estudiantil, como todas las luchas enmarcadas por la recuperación de los espacios para la expresión del arte y las necesidades de los seres.
La flia se siente par a par en esta lucha porque reconoce ese camino, lo comparte.Apoya, convoca y difunde desde el libre acceso a la información y a la literatura, acercando a la comunidad el conocimiento de otras formas de edición ante la estructura monopólica de los contenidos culturales de la sociedad. Ubica a escritores y lectores en un mismo plano, y une desde el encuentro y el compartir espacios, generaciones de artistas en el camino por la libertad del pensamiento y las expresiones humanas, que van más allá del circuito de consumo del arte,rompen el envase de artículo para mostrar su verdadero contenido sin intermediarixs.
Te esperamos para compartir un domingo socializando la cultura libre y el crecimiento colectivo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Periodismo Cultural

Feria de revistas en La Plata, hace unas semanas ya: Si bien la jornada, como me viene pasando últimamente, empezó tardía (entre costera y la vida se me fue un vagón), la tercera parte de las horas estuvo bien: reencuentros emotivos y demases. Bien; como la verdad ya estoy perdiendo el hilo narrativo de mi vida en brumas de neurosis voy al grano: terminamos de comer la pizza con algunos amigos de allá, saludos, todo bien, subimos a la camioneta que milagrosamente habíamos pegado en ese reencuentro emotivo mencionado, y que por pudor generalizado, nombraremos a su conductor como Wilson; un viejo amigo, o conocido de zona sur, que tambiéne estaba con sus revistas vendiendo por ahí.
Bien, emprendimos con Wilson el regreso a casa. Nos confundimos de vía, pasamos por el boulevard de los trabas, volvimos, retomamos la 7, hablamos un poco del problema de base del rock nacional (es decir, el peronismo), del reggea-romántico-arjona que parece expandirse por el mercado musical actual como la mancha voraz, de las vicisitudes de hacer una revista cultural en un momento semejante de la historia de la humanidad y desde este punto cardinal del planeta tan inhópito como absurdo. Y bueno, en eso cruzamos por debajo de la autopista, seguimos de largo, yo dudé un poco del camino, porque de todas la veces que fuimos a la Plata, siempre siempre nos pasamos del enganche con la Belgrano, y esta vez no fue la excepción, le dije a Wilson, che, hay que dar la vuelta, y claro, no va que cordonea un poco que la chata se le queda ahí. Varada. En el medio de la noche de Florencio Varela. El motor se apaga. Momento suspendido, de esos que son como la misma cara del abismo (o lo que uno cree que debe ser el abismo, es decir, la expectativa). Y bueno, la palanca de cambio, al querer hacer primera, sonó como debe sonar un Troll de Tolkien haciendo gárgaras.
A las evidentes puteadas del Señor Wilson, le siguió el chiste fácil que nos caracteriza, y la verdad que el horno no estaba para hacer pizzas, ni para nada que se le parezca, nos bajamos de la chata y empujando de atrás, y con la tracción delantera que avanzaba a propulsión a puteadas, logramos subir la masa de chapa añeja a una estación de servicio. Teléfonos, más puteadas, el periodismo cultural me tiene las pelotas, chamuyo a una grúa de turno que cargaba gasoil, no, no me deja la empresa, porque me monitoriea desde la oficina (?), más teléfonos, al final, vuelta a empujar y la chata quedó ahí, en una estación de servicio de Florencio Varela, a la espera de un destino predeterminado si el devenir de los hechos no tomaba un rumbo alternativo; probablemente pocos iban a querer una chata llena de revistas culturales.
Subimos a un remís. Pero esas noches son de nunca acabar; y no son necesariamente las noches de excesos, de drogas, rockandroll y sexo (en aquellos que logran, claro, la frutilla del postre). Pero bueno, para hacerla corta, subimos por la Belgrano, Pasco a la derecha, y la niebla cósmica, cuasi nuclear, pos nuclear, de mad max, con ese olor a tóxico que inunda esa parte de nuestro querido Quilmes, avanzamos y a lo lejos vimos el remate de la anécdota: fuego. Montañas de fuego. Barricadas de fuego a una hora poco prudente para un oficinista devenido periodista cultural. El remís avanzó con la misma prupulsión que hizo avanzar a la tan desprestigiada chata, y de golpe, por arte de magia, el remisero dobló a la derecha. Wilson: flaco, no te mandes por esta porque nos van a la lichar. El auto que casi se queda en una calle de tierra, pega la vuelta, pregunta a los canas que encabezaban el piquete frente a la fábrica de vidrios (o lo que fuere), no, no te conviene ir por allá; es peligroso, y los tipos de atrás, encapuchados, con antorchas de fuego, parecía el fin del mundo, para escribir una novela pos apocalíptica hay que vivir en Quilmes, qué futuro? Hace rato que el futuro ya llegó hace rato. Pega la vuelta, da la vuelta más larga de la vida, vuelve a retomar pasco, nos deja ahí, en el cruce con Alsina.
Miro la hora: 4 de la mañan, en dos horas tengo que estar arriba. Otra vez.

Por Fernando Krapp

martes, 17 de marzo de 2009

Hoy vamos a estar acá, si pueden, pasensé.
Saludos